Un reciente artículo en The New York Times ha provocado la reacción de los ingenieros de Google, que han decidido modificar el algoritmo que decide el posicionamiento de las páginas, castigando así a las «webs malas», aquellas con comportamientos negativos hacia el usuario.
En el artículo en cuestión se comentaba el hecho de que una web que ofreciese un mal servicio con sus usuarios, y que recibiese quejas por parte de éstos, a su vez obtenía un montón de referencias y enlaces hacia si misma en estas mismas quejas (por aquello de poner nombre al culpable), con lo que aumentaba el factor popularidad (enlaces entrantes) y por tanto mejoraba su posicionamiento en Google. Algo contraproducente a los intereses de los usuarios.
Debido a ésto Google ha decidido modificar su algoritmo, que ahora penaliza este tipo de webs, aquellas que reciben muchos enlaces entrantes, pero a su vez debido a quejas y mal hacer de sus responsables. Lo que ya ha llevado a relegar al olvido a unos cuantos centenares de webs que antes se veían favorecidas por su mal hacer.