Ya no hay duda de ello, la nube está de moda. Casi todas las grandes empresas de tecnología, y las más pequeñas detrás, andan trás este concepto del cloud-computing o computación en la nube, que básicamente trata de migrar el contenido de nuestros discos duros a Internet, y dejar nuestra información puramente en la nube.
Tampoco podemos decir que sea algo nuevo, servicios como GMail, Flickr, Dropbox, y un largo etcétera, son los primeros que irrumpieron en este mundo de subir nuestros ficheros a Internet, dejar nuestra información en los discos duros de los servidores de terceras empresas, con las ventajas que esto tiene (disponibilidad independientemente de donde estemos, compartición con terceros, etc.), y por supuesto sus desventajas (¿qué pasa si los servidores se caen? ¿qué pasa si un hacker roba mis datos? ¿están mis datos seguros al 100%?).
El último en presentar su oferta para la nube ha sido Apple (aunque ya lo hizo, con penosos resultados, hace años con MobileMe), y ha presentado iCloud, un servicio de almacenamiento en la nube que permitirá tener parte de nuestros contenidos en los servidores de la manzana, con las ventajas de sincronización que ello supone por un lado, y el riesgo y la pérdida de control sobre nuestros ficheros por otro. Y como decía antes, no es nada nuevo.
Dentro de toda esta variedad, existen al menos 3 perspectivas diferentes de ver la nube, que son:
– En la nube lo tenemos todo: Este es el modelo que intenta imponer Google con su Chrome OS, un sistema operativo que básicamente es una distribución Linux con un navegador web, y desde este navegador se hace absolutamente todo. No existen ficheros ni almacenamiento local del usuario. El navegador es la única interface posible y todo, todo, todo está en la nube.
– En la nube tenemos algunos de nuestros ficheros: Es el modelo que trabajan empresas como Dropbox, Microsoft, o recientemente Apple con iCloud, entre otras muchas. Almacenamos ciertos ficheros en la nube, en un disco duro de un servidor de Internet, disponiendo de estos ficheros desde cualquier equipo y aprovechando algunas de las ventajas de este modelo de almacenamiento. Por supuesto, los ficheros almacenados en la nube siempre son susceptibles de sufrir los problemas antes mencionados: servidores que se caen, estado de nuestra conexión a Internet, ataques de hackers, etc.
– La nube es el fin de la libertad del usuario: Este punto de vista es la contraposición a cualquiera de los dos anteriores. Principalmente defendido por la Free Software Foundation, y por su estandarte Richard Stallman, proclama que el usuario no debe dejar en manos de terceros su información, sus ficheros, renunciar a su privacidad, … Esta postura además se ve reforzada con acciones como los recientes ataques a PlayStation Network, y muchos otros que demuestran que la nube no es (ni mucho menos) todo lo segura que debería.
Y tú, ¿en cual de estos puntos te quedas?